Louise Feaheny

Decir adiós: la eutanasia como un acto final de amor

Una de las decisiones más difíciles que cualquier persona con animales puede enfrentar es saber cuándo ha llegado el momento de decir adiós. La eutanasia es un acto de amor y compasión, un último regalo que podemos ofrecer a nuestros compañeros cuando su calidad de vida se ha deteriorado sin posibilidad de mejora. Comprender el proceso y saber qué esperar puede ayudar a aliviar el peso de esta dolorosa decisión.

El proceso de la eutanasia

La eutanasia es un procedimiento realizado por un veterinario para permitir que un animal fallezca sin dolor ni sufrimiento. Generalmente, se lleva a cabo en los siguientes pasos:

  1. Sedación: muchos veterinarios administran primero un sedante, lo que permite al animal relajarse y entrar en un estado de somnolencia. Esto facilita una transición tranquila y sin estrés.
  1. Inyección de eutanasia: Se administra una sobredosis de pentobarbital, un barbitúrico que induce rápidamente la inconsciencia y detiene el corazón en cuestión de segundos o minutos. El animal no siente dolor, simplemente se duerme profundamente antes de partir.
  1. Momentos finales: Durante el proceso, puede que el animal libere la vejiga o los intestinos, o realice algunas respiraciones reflejas profundas. Estas respuestas son fisiológicas y no implican sufrimiento.
  1. Cuidados posteriores: Muchas clínicas veterinarias ofrecen servicios de cremación o entierro. Algunas personas prefieren llevarse a su compañero a casa para enterrarlo de forma privada o en un cementerio de mascotas.

Eutanasia en casa vs. en clínica

Una decisión importante es elegir entre realizar la eutanasia en casa o acudir a la clínica. La eutanasia en casa permite una despedida en un entorno familiar, cómodo y libre de estrés, ideal para animales que se angustian al visitar al veterinario. Algunos profesionales ofrecen este servicio directamente, mientras que otros pueden derivar a especialistas.

En el caso de mis gatos, Garfield y Obi, elegí llevarlos a la clínica. Ambos estaban cómodos con los viajes en coche y tenían un vínculo fuerte con nuestra veterinaria de confianza. No se estresaban en ese entorno, así que supe que estarían tranquilos allí. Sin embargo, con mis perros, probablemente elegiría hacerlo en casa.

Lo más importante es hablar con su veterinario y decidir qué es lo mejor según las necesidades de su compañero. Si su clínica no ofrece eutanasia a domicilio pero sienten que sería la mejor opción, existen servicios especializados que pueden ayudarles.

¿Cuándo es el momento adecuado? La escala de calidad de vida

Tomar la decisión de dejar ir es, con frecuencia, la parte más difícil. Muchos veterinarios utilizan una herramienta llamada Escala de calidad de vida, desarrollada por la Dra. Alice Villalobos. Esta escala puntúa del 0 al 10 distintos aspectos del bienestar del animal. Un total de 35 o más sugiere que la calidad de vida sigue siendo aceptable; si el puntaje es inferior, puede ser momento de considerar la eutanasia.

Escala de calidad de vida:

Dolor: ¿Está el dolor controlado con medicación o terapias?

Hambre: ¿Está comiendo lo suficiente? ¿Se puede mantener la nutrición con suplementos?

Hidratación: ¿Está bien hidratado? ¿Requiere sueros subcutáneos?

Higiene: ¿Se mantiene limpio? ¿Está seco y cómodo si hay incontinencia?

Felicidad: ¿Disfruta aún de sus actividades favoritas? ¿Interactúa?

Movilidad: ¿Puede moverse por sí mismo? ¿Necesita ayuda y es manejable?

Más días buenos que malos: ¿Predominan los días buenos sobre los malos?

Además de esta escala, también puede ayudar el método de “Las cinco cosas favoritas”. Hagan una lista con las cinco actividades favoritas de su mascota. Si ya no puede disfrutar de al menos tres de ellas, puede ser una señal de que su calidad de vida ha disminuido más de lo que resulta justo para ella.

Planificar con anticipación

Tomar decisiones mientras se atraviesa el duelo puede resultar abrumador. Por eso, es útil pensar algunas cosas con tiempo:

¿Entierro o cremación? ¿Quieren llevar a su mascota a casa o prefieren la cremación? Muchas clínicas trabajan con crematorios especializados.

Cremación individual o colectiva: La cremación individual permite recibir las cenizas. En la cremación colectiva no se devuelven.

Coste del procedimiento: Consulten con antelación los precios, para poder gestionarlo sin angustia adicional.

Apoyo emocional y transporte: ¿Podrán conducir? ¿Quieren que alguien los acompañe?

Recuerdos: Pueden pedir una huella en arcilla o recortar un mechón de pelo como recuerdo. Algunas clínicas lo ofrecen como parte del servicio, pero es importante preguntar antes.

Preparar estos aspectos de antemano les permite enfocarse en acompañar a su animal en sus últimos momentos, sin distracciones ni decisiones de último minuto. baja por maternidad. Siempre les estaré agradecida.

Mi experiencia personal: Garfield y Obi

Recientemente me enfrenté a esta decisión dos veces, en poco tiempo, con mis queridos Garfield y Obi-Wan Catnobi.

Garfield, con 14 años, sufría de insuficiencia renal. A pesar de seguir siendo él mismo hasta el final, su cuerpo ya no podía más. No comía, había perdido peso, se mostraba confundido y buscaba agua en sitios donde nunca antes había mirado. Esa mañana, mientras estábamos en el jardín, nuestra veterinaria llamó para ofrecer adelantar la cita, pero decidí esperar. Quería que Garfield disfrutara un último momento al sol, sintiendo el calor sobre su panza dorada. Ya habíamos agotado todas las opciones, y era el momento.

Obi tenía solo 10 años y llevaba apenas cuatro meses con nosotros. Cuando lo adoptamos, pedimos expresamente que revisaran su boca, ya que con Garfield habíamos vivido problemas dentales. Nos dijeron que solo tenía un poco de sarro. Pero cuando llegó, era evidente que algo iba mal. Estaba muy delgado, babeaba, su pelaje estaba en mal estado, su aliento era insoportable y tenía casi todos los dientes podridos. Tras varias cirugías, tratamientos y una biopsia, supimos la verdad: un carcinoma agresivo destruía su rostro. Pese a todo, era cariñoso y dulce, pero el sufrimiento era real. Tomamos la dolorosa decisión de dejarle ir.

Obi tenía solo 10 años y llevaba apenas cuatro meses con nosotros. Cuando lo adoptamos, pedimos expresamente que revisaran su boca, ya que con Garfield habíamos vivido problemas dentales. Nos dijeron que solo tenía un poco de sarro. Pero cuando llegó, era evidente que algo iba mal. Estaba muy delgado, babeaba, su pelaje estaba en mal estado, su aliento era insoportable y tenía casi todos los dientes podridos. Tras varias cirugías, tratamientos y una biopsia, supimos la verdad: un carcinoma agresivo destruía su rostro. Pese a todo, era cariñoso y dulce, pero el sufrimiento era real. Tomamos la dolorosa decisión de dejarle ir. Ambos se durmieron en mis brazos, ronroneando mientras los besaba por última vez. Fue el mayor acto de amor que pude ofrecerles. Jamás olvidaré la sensación de vacío al cargar el transportín de regreso al coche.

Reflexión final

La eutanasia nunca será una decisión fácil, pero es un acto de amor final. Si están atravesando este momento, sepan que no están solos. Hablen con su veterinario, evalúen la calidad de vida de su compañero y confíen en que están tomando la decisión más compasiva.

Su mascota ha sido parte de su vida, su familia, su confidente. Ha compartido amor incondicional cada día. Lo mínimo que podemos hacer es garantizarle que sus últimos momentos estén llenos de cariño, paz y respeto.

Sean amables con ustedes mismos. Permítanse sentir, llorar y recordar. El duelo por un animal es tan real como por cualquier ser querido. Si sienten que no pueden con el dolor, por favor hablen con alguien.

Quiero dar las gracias de corazón a mis maravillosas veterinarias, Susana y Alba, por su apoyo constante. Han estado conmigo en algunos de los momentos más difíciles, siempre con compasión y cuidado. Gracias especiales a Susana por luchar por mis chicos y a Alba por estar a mi lado incluso en su baja por maternidad. Siempre les estaré agradecida.